Voy caminando todavía… Dijiste que nunca encontraría ese lugar, que no existe, que no tengo reposo, que no tengo un hogar…
Recuerdo que sonreíste, acusando de locura mis anhelos, menospreciando mis esfuerzos, porque aseguraste que lejos de ti no existen cielos…
Y yo regresaría, rogando por el agua que brota de tus cadenas, porque fuera de tus fronteras no encontraría más caminos, y sin fuerzas quedarían mis piernas…
Pero sigo caminando, a pesar de tus pronósticos… Aunque sin encontrar todavía la respuesta a mi dónde, sin embargo, camino con un montón de paisajes en mi memoria, sabiendo que los mundos son más extensos de lo que dijiste y que la libertad no es una bestia condicionada y tampoco depende de tus cadenas para sonreír.
Sobreviví, a pesar de tus pronósticos... Y no solo sobreviví, sino que aprendí a caminar sin caminos, por las trincheras que tú tanto temes, porque le temes a las verdades cuando dices que solo hay una y es tu verdad.
Aprendí que en cada noche oscura existen sombras que no lastiman, que solo quieren respirar y darnos vidas... Aprendí a jugar con mis dudas y a conversar con mis demonios…
Y sigo caminando, según tus pronósticos, a estas alturas, yo estaría de regreso a tu esclavitud, pero sigo en dirección contraria, cada vez más lejos... desafiando tus lógicas, caminando hacia donde dijiste que no podría, y puedes declarar lo que quieras en mi contra pues ya he vencido tus ficciones…
Encontraré mi lugar, atento voy despierto, tal vez se esconde detrás del amanecer o quizás se extiende a lo largo de una noche. Quizás un día me guíe el sonido de las risas de mil fantasmas, o el llanto de alegría de los recuerdos… Y desde allá extenderé mi mano, saludando la ironía con la que me hablaste y la sonrisa con la que quisiste infundirle temor a mi mirada…
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